En esta nueva entrada nos detendremos
en las convivencias de Tolbaños de Arriba (dos años consecutivos) y que
sirvieron de referencia para el funcionamiento de las posteriores. Los días siguientes
a la Semana Santa del año 1986 y 1987, fueron auténticos hitos en nuestra
historia.
Foto aérea de Tolbaños de Arriba y sus alrededores. Algunos espacios en los que se desenvolvían nuestras actividades. |
Antes de nada tenemos que
confesar que ha sido muy difícil separar completamente la una de la otra. Las
confundimos y posiblemente mezclemos algunas cosas.
De manera curiosa, Casilda alude
a la austeridad como una de las causas de este monumental lío. ”Una manera de de hacer esa separación de
convivencias es… mirar las fotos y separar convivencias por la ropa que
llevábamos. Pues no, nos hemos encontrado con que durante un montón de años
todos llevábamos la misma ropa a las convivencias. Yo particularmente tenía un
“uniforme de convivencias” que utilizaba única y exclusivamente para trepar por
el monte.”
Marzo 86 - Una isla en un océano de nieve y niebla. Sobre todo hambre. Caras hasta ahora inadvertidas y casi olvidadas. En definitiva una reliquia que conviene conservar |
De la convivencia del 86 sí que
sabemos algunas cosas. Sabemos que tuvo lugar poco antes de la Confirmación. A Luis
Ángel le quedaban sólo unos meses para ordenarse sacerdote, pero todavía estaba
con nosotros en San Martín de Porres como catequista. Sabemos que el tiempo no fue
demasiado apacible, con muchos momentos de lluvia, lo cual nos obligó a pasar
largos ratos en El Toril (una especie de “mesón” comunitario para el pueblo) y
que a nosotros nos vino de perlas para nuestras actividades. Los monitores
fuimos básicamente los catequistas (Luis Ángel, Maite Valdivieso, Maite del
Pino, Evelio, Josemi, Javi). Acudieron bastantes chavales (en una de las dos fotos
de que disponemos podemos contar hasta 28). Observamos que “las mayores” no se
habían incorporado todavía al grupo ya que no aparecen en las fotos. Sabemos
que la guitarra de Javi no faltó y empezaba a ser fundamental. “La casa del cura” fue nuestro hogar, la
esterilla y el saco nuestro viscolátex… Algunos nos han contado que intentamos
una ascensión a no sé dónde, pero la nieve y la niebla nos lo impidieron. Eso
sí que lo podemos ver en la foto. Parece que ese lugar fue el único islote en
la nieve que nos permitió comer sin mojarnos. Todos estábamos “arriados” como ovejas.
Vemos a Maite repartir bocadillos. Y si miramos con detalle, distinguimos caras
poco habituales en este blog. Eran nuestros primeros rostros, el primer rostro
del Post-Guay.
Sin embargo, no podemos relatar anécdota
alguna. Queda en vuestras manos esta labor.
En esas mismas fechas, ya en el
87, repetimos la experiencia. Sin embargo, algo había cambiado. Ya estabais en
el Post-Guay y no en un grupo de Confirmación. Se incorporaron a la convivencia
“las mayores”. Luis Ángel ya no estaba con nosotros, aunque ejercía,
precisamente, su sacerdocio en la zona de Tolbaños. Por lo tanto, le tocó a
Javi buscar “personal responsable” para acompañarle en esa aventura. Echó mano
de algunos de vuestros antiguos catequistas, incombustibles ellos, (Josemi,
Evelio) y a otros que, sin ser nuevos, no habían tenido demasiada relación con
vosotros (Casilda, Florentino, Cristina Lozano). Y como expandir el compromiso
era bueno, una noche de sábado en plenas Llanas y por casualidad enredamos a
Yoli, Viki (también catequistas) y a su amiga Susana. Con estas adquisiciones y
otros fichajes como Luci (hermana de Florentino) teníamos garantizadas el
cocido para esos días.
En la preparación se contó con el
beneplácito de los padres. Una carta introductoria y una reunión previa fueron
el pistoletazo de salida. No hemos podido resistirnos a la publicación completa
de la carta. Creemos que es un documento extraordinario que merece la pena
conservar en la historia personal de cada uno.
Si os fijáis, al final de la
carta se detecta una cierta preocupación por los estudios de los chicos. Pues
bien, esta situación, difícil para los padres, dio lugar a los tiempos de
estudio en las convivencias. Casilda lo cuenta así:
“En Tolbaños inauguramos las convivencias-estudio, en una reunión con
los padres cuando presentábamos la próxima convivencia algunos hicieron mención
a la cercanía de los exámenes y veían un problema que sus hijos asistieran a la
convivencia por la pérdida de horas de estudio… SOLUCIÓN, ¿Y si se establecían
horas de estudio durante la convivencia? Dicho y hecho, y lo más bonito de todo
fue ver como entre ellos mismos se organizaron para hacer de profes unos de
otros. Por aquella época los monitores compaginábamos estudio y trabajo, así
que allí estábamos nosotros también con nuestros apuntes clavando codos.”
Existen pruebas de que el estudio
entró en el programa. Lo vemos en algunos apuntes de Javi referentes a
Tolbaños. Algo que se repetiría en otras convivencias como la de Palazuelos,
etc. Es curioso que esta originalidad de buenísimos resultados, se perdiera.
En estas convivencias, recuerda
también Casilda, “hubo un hecho dominante:
en todas ellas… NOS PERDIMOS en algún momento o al menos nos desorientamos un
poco”. Yo, Javi, lo corroboro. Y, más de una vez, nos vimos en un verdadero
aprieto. Pero como en esta entrada no nos detendremos en el anecdotario, las
aventuras las dejamos para el siguiente.
Facsímil de apuntes de Javi: Actividades programadas |
La ruta a las lagunas la realizamos al día siguiente de llegar, 23 de
abril. Lo decidimos hacer así porque convenía cansar al personal para intentar
respetar al máximo la noche, o al menos, parte de esta. En esta ocasión nos
acompañó un buen tramo un guarda forestal. Nos hizo ascender por un cortafuegos
interminable y vertical. No es extraño que al final del mismo, los chavales se
lanzaran a beber agua en cualquier charco, como indican las fotos que todavía conservamos.
Cuando coronamos la cima el paisaje de ensueño nos hizo olvidar todos los males. Pero unos habían llegado antes y antes descendieron hacia la Laguna de La Cascada por el camino correcto. El resto, guiados por “expertos” recorrieron la Laguna Negra, la Laguna Larga, la Laguna Corta y se lanzaron peligrosamente hacia la Laguna de la Cascada. Una brecha en la frente y un esguince de tobillo fueron nuestro billete de vuelta a casa.
Coronando las estribaciones de La Campiña. La Laguna Negra a la Izquierda. La Laguna Larga al fondo. Es el grupo que acertó en el camino de bajada a La Laguna de la Cascada |
Cuando coronamos la cima el paisaje de ensueño nos hizo olvidar todos los males. Pero unos habían llegado antes y antes descendieron hacia la Laguna de La Cascada por el camino correcto. El resto, guiados por “expertos” recorrieron la Laguna Negra, la Laguna Larga, la Laguna Corta y se lanzaron peligrosamente hacia la Laguna de la Cascada. Una brecha en la frente y un esguince de tobillo fueron nuestro billete de vuelta a casa.
El día 24 por la tarde hicimos una
visita a Luis Ángel en Huerta de Arriba.
Recuerdo aquel “paseo”, cuesta arriba y cuesta abajo, como uno de los momentos
más agradecidos de mi paso por el grupo Post-Guay. Nunca ví tanta alegría y fraternidad
junta. Y por si fuera poco, en el collado que separa ambos términos
municipales, compartimos la pradería y la libertad con unos cuántos caballos semisalvajes.
¡Lástima de calidad de diapositivas!
Camino hacia Huerta de Arriba para visitar a Luis Ángel. Literalmente, una piña humana. |
Puente rústico entre Tolbaños de Abajo y Tolbaños de Arriba, lugar obligado de paso al campo de fútbol |
No podemos olvidarnos de El Toril. De nuevo, Casilda, al
hablarnos del lujo de la casa que habitábamos, nos describe este emblemático
lugar: “La casa de Tolbaños era un
desastre…., como casi todas las casas en las que nos alojamos a lo largo de los
años, pero el pueblo tenía un espacio comunitario “El Toril” que nos prestaba y
que nosotros hacíamos servir de sala de reuniones, de comedor, de sala de
estudio y hasta de discoteca. El día que tocaba sopa para comer o cenar
teníamos que atravesar un buen trecho con la cazuela desde la casa al “Toril” a
buen paso para que no se quedara fría”.
En la actualidad, la propiedad de
la casa que nos acogió es privada. Nosotros fuimos los últimos moradores
públicos (“okupas”). Sin embargo, El Toril de Tolbaños de Arriba se ha
convertido en un Centro de Interpretación de la Naturaleza como parte de un Edificio
de Usos Múltiples (¿Qué otra cosa era entonces?). A nosotros no se nos olvidará
nunca los ratos que allí pasamos haciendo realidad lo que luego se hizo
denominación.
e |
Foto de familia en El Toril. Espacio de Usos Múltiples ayer y hoy. ¡Cómo se agradecen estas fotos! |
Como podéis ver quedan muchas
cosas por contar y esperamos que lo hagáis vosotros. Por nuestra parte
introduciremos en breve una nueva entrada, un Tolbaños II, que recogerá aquellas
anécdotas que seguro que conocéis, aunque las tengáis escondidas en la memoria.
En esta nueva entrada publicaremos un amplio reportaje fotográfico comentado
para que paséis un rato agradable y refresquéis la memoria. Hasta entonces,
disfrutad con estos recuerdos.