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HOY, FESTIVIDAD DE SAN PEDRO (¿OS SUENA?) VOLVEMOS A LA CARGA. HAN PASADO 6 MESES LARGOS Y NOS HAN TENIDO QUE "PINCHAR" PARA METER UN ARTÍCULO MÁS. NO ES QUE NO QUERAMOS... ES QUE LA VIDA NOS ENVUELVE Y NO NOS DA TREGUA.

PERO ESTAMOS AQUÍ Y AQUÍ SEGUIREMOS.. Y DE VEZ EN CUANDO APARECEREMOS EN VUESTRA VIDA CON UNA HISTORIA DEL PASADO, DEL PRESENTE O UNA PROPUESTA PARA EL FUTURO. CASI TODO ES LO MISMO... AUNQUE NO LO PAREZCA.

TODO LO QUE APARECE EN ESTE BLOG HA SIDO VIDA Y HA TENIDO SU TRANSCENDENCIA... AUNQUE TAMPOCO LO PAREZCA.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Tolbaños de Arriba 86 y 87 - II


El Anecdotario de los Tolbaños tiene dos caras, como la luna. Una visible, la que conocemos. Otra oculta, la desconocida. Lógicamente vamos a recordar algunas historias que estuvieron al alcance de todos o, al menos, de unos cuantos. Esperamos que en los comentarios continuéis esta narración con los detalles que hasta hoy han estado ocultos y que aquí tienen la oportunidad de salir a la luz.


Es verdad que siempre nos perdíamos… o algo así. Algo de idea de por dónde íbamos sí que teníamos. No era cuestión de anticipar los GPS del siglo XXI. Nos bastaba tener una ligera intuición de que “esta es la senda”, “las Lagunas están más o menos por allá”, “por aquí acortamos”… para romper el esquema inicial de ruta e improvisar. Y eso siempre propiciaba Aventura con mayúscula. A veces, no era un problema de orientación sino de ritmos. En Tolbaños eso pasó. Unos llegaron antes y acertaron. Otros llegaron más tarde y no acertaron. Casilda lo cuenta así:
Marzo 87 - Laguna de la Cascada - Este es el grupo que primero llegó al objetivo.
Cuenta la leyenda que, ante la hambruna del camino, devoraron sus bocatas y los de los demás.
“Vamos de marcha: cada convivencia tenía una salida al monte que duraba todo el día, normalmente a las Lagunas. Por la mañana temprano se preparaban los bocatas y la fruta, cantimploras con agua, se llenaban dos o tres mochilas con las viandas y… ¡al monte!. En Tolbaños 87, no podemos dar razón del motivo, quedamos divididos en dos grupos, uno de ellos se quedó con toda la comida y el otro con todo el hambre. Ese día vino a visitarnos Don Santos y compartió la poca comida que él llevaba con los 8 ó 10 hambrientos. A media tarde nos juntamos con los escindidos pero no fue mucha la comida que pudieron darnos.. ¡¡¡se habían comido sus bocatas y los nuestros!!!“.

Que yo recuerde, la razón de los dos grupos ya la hemos comentado: unos llegaron a las Lagunas de arriba antes y otros… después. Los primeros bajaron directos a la Laguna de la Cascada y los segundos rodearon el resto de lagunas y, para acortar, se lanzaron como kamikazes hacia la Laguna de abajo. Lo hicieron en paralelo a las cascadas que desaguan las lagunas de arriba. Puedo recordar que los que estábamos desde hace horas en el refugio esperando a la expedición les vimos realizar maniobras acrobáticas que daban miedo. Sin dudarlo, Javi, se dirigió a su encuentro y ayudó a bajar a un primer grupo. Algo de sentido de la responsabilidad siempre se tuvo.

Sin descanso tuvo que volver a trepar otra vez en busca de un segundo grupo. Aquí es cuando Mª Amor se “descalabró”. Quizá fue un tropezón, una distracción, la ausencia de fuerzas… la cosa es que dio con la frente en un piedra cortante y al verla, todos pensamos (yo también) que se nos desangraba. Tras el manantial de sangre de su rostro sólo se la reconocía por su llanto… o sus  gritos. Pedía ayuda… y algunos se apartaron. Pero yo tenía que dar la cara y algo había que hacer. Aprovechando que la cascada desaguaba por allí cerca limpiamos su rostro… y (¡menos mal!), sólo era un pequeño corte en la frente. ¡¡¡Menudo susto!!!
Peuqeño croquis del lugar en que que Amor se desparrama por el suelo
Estaréis de acuerdo conmigo en que esto es material de relleno.
Por otra parte, Casilda habla de 8 ó 10 hambrientos. Los que llegaron retrasados yo creo que eran bastantes más. En cuanto a que los primeros se triscaron los bocatas de los demás… pudiera ser… pero, conociéndome, yo ahí no me veo.

El Toril siempre nos gustó. Era un espacio multiuso y así lo mantuvimos nosotros. Todos guardamos muy buenos recuerdos de aquellas noches de música y baile. El local, rústico, contaba con una gran bola de espejos colgada en el techo y que giraba, produciéndo destellos psicodélicos que se desparramaban por toda la sala. Disponía también de una pequeña cabina para los disyoqueis y de unos buenos altavoces (aunque uno de los dos años no funcionaron y Javi tuvo que traer su “gran loro” de casa para amenizar el baile). El ambiente era muy propicio para el encuentro cercano y personal entre los chicos y las chicas. Y a fe mía que unos cuantos supieron aprovecharlo. Nosotros nos dimos cuenta enseguida y decidimos pasar a la acción. Casilda lo cuenta así:

“Discoteca en el Toril: cuando poníamos la música para bailar agarrados había una condición y era que con el cambio de canción había que cambiar de pareja, ¡¡¡cómo disfrutamos los monitores observando quién le hacía tilín a quién!!! ¡¡¡Qué capullos éramos los monitores que cuando uno al fin conseguía aterrizar en brazos de su “amada” le cambiábamos la música inmediatamente!!!.
Si quisiéramos podríamos sacar en este artículo varias parejas que acabaron desesperadas por esos repentinos cambios de ritmo. Pero preferimos callar para no traer al presente recuerdos desesperados.
Cada amanecer, nuevos adornos. Pesaos de monitores
Dignas de mención eran esas noches de insomnio. Y es que la venganza de los monitores (¡serán cobardes!) se perpetraba por las noches. No era fácil. Teníais mucho aguante y el duermevela se hacía eterno. Creo que recordaréis el llamativo árbol de Navidad que nos montamos en el mismísimo abril en la entrada de la casa de Tolbaños, aprovechando como adornos, vuestros calcetines, medias, y botas. La verdad es que lucían bastante bien. No a todos les sentó bien la dichosa broma y juraron venganza para la noche siguiente. Para ello establecieron turnos de vigilancia, esperando que bajáramos la guardia… aunque fuera a altas horas de la madrugada. Pero no contaban con que nosotros teníamos a Ramiro. Es que el aguante de Ramiro era para nota. No se le escapaba una… y siempre con suma naturalidad, sin aspavientos. Su constancia creó leyenda. De tal forma que a la noche siguiente, cada vez que se intentaba algo contra los monitores… allí estaba Ramiro, en el pasillo, de guardia. O al menos eso parecía y es que como cuenta Casilda: “De vez en cuando se oía comentar por lo bajo: “¡vaya ya está Ramiro otra vez haciendo guardia en el pasillo!” (frase escuchada cuando el piciero de turno asomaba la cabeza para ver si la podían liar por la noche…). Y es que las zapatillas de Ramiro tenían unas bandas fosforescentes y en el pasillo sólo estaban las zapatillas. Mientras tanto Ramiro dormía en su habitación a pierna suelta.

Vamos que Ramiro ganaba batallas incluso después de dormido.

Ya sabéis que la guitarra siempre nos acompañó… y nos ha seguido acompañando durante años y años (podemos comentaros que si este artículo se ha retrasado es porque hemos tenido que preparar la música de dos bautizos relacionados con gente que pasó por el Post-Guay o que le conoció). Por eso los ensayos de música eran importantes. Además creo que no os desagradaban… a casi ninguno. Ahora bien, algunos se nos escaqueaban en cuanto podían. El Plumi y Víctor eran especialistas en eso. Lo malo no era el escaqueo sino lo que hacían mientras el escaqueo. En Tolbaños sustituyeron nuestro ensayo por la persecución, captura y manicura de las gallinas de los vecinos. Y es que a ambos les pillamos in fraganti: uno con una gallina entre los brazos y otro con el bote de espuma en una mano embadurnando al ave, y la maquinilla de afeitar en la otra intentando afeitar sus plumas (habría que decir podar sus plumas). Menuda bronca se llevaron… y daba la impresión de que no entendían por qué. Siempre fueron únicos… y todavía lo siguen siendo… aunque ya distantes. Para ellos aquello era arte. Según Casilda en esta historia habría que contar que la espuma era de Javi. Por si dudáis de esta anécdota añadiremos documentos que lo prueban. Hay una confesión del mismo puño y letra de uno de los protagonistas. 
Revisión del Plumi: de su puño y letra... y firmado
Es un reconocimientod e culpa. ¿Alguno dudó del afeitado de las gallinas?

Y por cierto, el Plumi que se escapaba de los ensayos de música desde hace mucho tiempo tiene su grupo musical. Toca el bajo y desde Fuerteventura nos ha invitado a algún concierto. Ya antes hizo sus pinitos en la música electrónica por ordenador. ¡¡¡Quién lo diría!!!.

Hay otros pequeños sucesos que, siendo intranscendentes, dejaron huella en la memoria de algunos.
¿Os acordáis de que después de aquellas noches en vela, enseguida se nos anunciaba el día por medio de un pájaro que debía de tener insomnio y nos daba la murga de madrugada? Llegamos a la conclusión de que el cambio de hora también iba para él. Yo recuerdo aquella frase que se hizo célebre y que se pronunciaba desde dentro del mismo saco de dormir: “Ya está ahí el dichoso pájaro. ¡¡Viva el pájaro cabrón!!”.

Casilda nos recuerda que la frase más repetida durante las marchas era: ¡¡Monitor, monitor ¿cuándo llegamos?!!. Por supuesto nosotros no teníamos ni idea.
También nos cuenta que oyó comentar al listo de turno y sediento de venganza aquello de: ” Parezco tonto. He sido yo quien ha puesto el dentífrico en el pasamanos y soy el único que lo agarra para bajar la escalera”.
Había también una pregunta que algunos (y no miro a nadie) repetían cada vez que se planteaba un día o una tarde de marcha: “ - Javi, ¿en la marcha hay que subir?”. ¡Y yo, qué sabía!  Lo llamativo era la cara compungida de quien lo preguntaba. Era como si le preguntaras al dentista si te tiene que sacar una muela. No recuerdo mi respuesta. Supongo que diría algo así como: “poco”, “menos que la última vez”. Y es que en lo de caminar y asumir esfuerzos éramos inflexibles. Creo que hoy, aquella actitud, algunos nos la agradecen todavía.

El ritmo de bajada provocaba largas colas.
Tampoco había mucha prisa, que digamos.
Y es que lo malo de subir es que había que bajar. Y sino, preguntádselo a Almudena y a quienes tuvieron que hacer de bastones durante un par de horas, cuando se torció el pié justo al empezar aquella interminable bajada.

Creo que ya lo comentamos en el artículo anterior. Hubo una chica que siempre estaba riéndose o sonriéndose. Yo la recuerdo una vez, muerta de risa durante una comida, debajo de una de las mesas del Toril. Estamos hablando de Silvia. Y, hace unos años, todavía seguía con esa alegría. Esperemos que Toledo mantenga ese espíritu.
Pero también recuerdo algunos conflictos en el campo de fútbol. Algunos se erigían en Mouriños de turno y repartían broncas. Incluso echaban a algunos jugadores. En más de una ocasión hubo que mandar callar a esas buenas gentes que, con un balón en los pies, se transformaban en los mandamases de turno. Y no miro a nadie.
Casilda no puede olvidar aquel ataque que sufrimos todos los monitores una noche en la que preparábamos las actividades de día siguiente. Se trataba de un ratón que se despistó en la cocina e hizo que todas las monitoras se subieran a una silla. No había sillas para todas. Fue Florentino quién escoba en ristre le hizo frente y defendió a las doncellas de ese mini-dragón. El colapso fue tal que Yolanda ya no se acuerda. Debe ser un mecanismo de defensa del subconsciente. Yo sí que me acuerdo.
Begui nos contaba que el alcalde de Tolbaños les presentó a su hija, no sé con qué intenciones. Además les dio unos cuantos consejos en torno a no sé qué cuestiones. Creo que esta es una buena oportunidad para que añada un comentario a estas historietas. Además sería bueno que lo hagáis todos aquellos que guardáis en la memoria parte de la vida de los demás. Hacedlo sin miedo y si alquno tiene algún problema en el uso de estos chismes que nos lo haga saber y lo introducimos nosotros.
Tomaros este artículo como un pasatiempo pero buscad también aquel espíritu que animaba cada una de las acciones: preocupación, confianza, responsabilidad, amistad, alegría, originalidad, espontaneidad, camaradería,… En definitiva se creó una forma de hacer las cosas que todavía se mantiene, de alguna manera, y que no se repite demasiado en otros ámbitos. Que lo paséis bien.

Casilda y Javi