Este, como otros
muchos artículos del blog, están escritos hace tiempo. Todos, terminan viendo
la luz en estas páginas, pero casi siempre más tarde que pronto. Las
circunstancias de cada día se imponen a los propósitos y todo se nos retrasa: “mea
culpa”. De todas las maneras para este relato hemos tenido la extraordinaria
colaboración de dos plumas insignes: Ignacio (“Igi”) y Jesús Ángel. Al primero
le obligamos a redactar la aventura en una sola noche… y cumplió. Al segundo,
convaleciente todavía de una operación, le tuvimos que grabar (intentaremos
meter los cortes de audio de la entrevista) de forma apresurada también. Cruzar ambas narraciones nos ha sido imposible. Por eso presentaremos dos
versiones. Una hoy, como 22 aniversario del inicio de la ruta. Otra, dos o tres
semanas más tarde, como 22 aniversario del final de la ruta. Disfrutad.
Hola chicos/as del Post-guay.
Hace unos días, me comentó alguien, que debería de
escribir un artículo en el blog del Post-Guay referido a las andazas de las
marchas del campamento volante que recorrió la zona de Picos de Urbión (Soria y
Burgos) allá por el año 1992.
Pues bien, nos ponemos a ello y espero que algún otro
protagonista pueda aportar más información a la que yo escribo ahora y
complemente este artículo.
En aquella época, las circunstancias vitales del que
escribe no eran nada propicias para las aventuras: llevaba unos meses en el
paro, me estaba arreglando la boca, y era muy poco el tiempo de mi presencia en
el Post-guay. Fue en el local de la parroquia de San Martín de Porres donde
decidimos en qué ocupar parte del tiempo de verano.
Se planeó una ruta
empezando por Hontoria del Pinar, pasando por el Cañón de Río Lobos, Covaleda,
Duruelo de la Sierra, y Regumiel de la Sierra. No me acuerdo del todo de las
fechas reales pero si sé que el día que estuvimos en Regumiel de la Sierra era
la fiesta de los Conductores, San Cristóbal, que según encuentro en Internet es
el 10 de julio.
Cuando estábamos en la ruta de Sotolengo a Covaleda nos
ocurrieron unas anécdotas curiosas. Recuerdo que fue aquel día cuando Begui
institucionalizó la “Lógica” como materia imprescindible para la vida. Lo hizo
mediante la proclamación de la siguiente frase: “cuando estaba en quinto de EGB, por aquí había un camino que era
bastante bueno porque no tenia dificultad”. Todos caímos rendidos ante
tamaña sabiduría. Pasó y pasó el tiempo y no se veía tal camino por ninguna
parte. Como consecuencia de ello estuvimos unas cuantas horas perdidos. Subíamos
un monte y pensábamos que habíamos llegado a la cima pero para nuestra sorpresa
siempre nos faltaba otra cumbre más.
Dada la habilidad de nuestro guía y nuestra obediencia ciega al mismo… se nos acabó el Isostar y no encontramos arroyo
o manantial para rellenar las cantimploras.
Lugares de supervivencia en la Demanda |
Los pioneros: primeros pasos |
Nuestro sempiterno guía |
Pero la historia no acaba aquí. En nuestras
peripecias, en teoría, nos acompañaba un coche escoba. Lo llevaba Alfonso, el
hermano de Isabel y José Carlos. Se asustaron mucho al ver que se hacía de
noche y no llegábamos al sitio convenido para la acampada. Decidieron,
entonces, marcar el terreno poniendo unas bolsas de la Mcain en 25 km a la
redonda para que supiéramos el lugar elegido para pernoctar.
Otra anécdota más la vivimos en Duruelo de la Sierra. Decidimos
acampar en una pradera del pueblo. Años más tarde el Ayuntamiento de dicha
localidad construyó allí su piscina municipal.
Lugar aproximado de nuestra noche en Duruelo |
Mi recuerdo no es bueno del
todo. Las circunstancias no estuvieron, en esta ocasión tampoco, de nuestro
lado. Era un sitio malo e irregular para poner las tiendas, caro porque nos
cobraron la no desdeñosa cantidad de 100 de las antiguas pesetas por persona, y
al amanecer del día siguiente nos estuvo lloviendo a primera hora de la mañana
y el sol no salió hasta las 5 de la tarde.
Una hora más tarde, a pesar de
nuestro retraso, nos pusimos en camino para hacer la ruta e intentar llegar a
las Lagunas de Soria. Pero… no pudimos llegar porque se nos hizo de noche.
Tampoco llegamos al refugio de Duruelo de la Sierra y decidimos acampar por libre.
Pero como las desgracias nunca vienen solas, nos descubrieron los que ejercían
de guardas forestales de Duruelo y nos dejaron claro que la acampada libre no
se estaba permitida. Para sorpresa nuestra, nos echaron del lugar. Estos guardas
nos dejaron dos alternativas: O bien volver a dormir donde el día anterior o
marcharnos hasta la jurisdicción de otro pueblo diferente. De entrada,
recogimos los bártulos y bajamos desde esa zona hasta un lugar de merenderos al
aire libre que seguía perteneciendo a Duruelo. Nos preparamos para cenar. Pero
no lo pudimos hacer en condiciones ya que los “vigilantes” temían que nuestra
intención fuera volver a subir a la zona de acampada en cuanto ellos
desaparecieran. Nos amenazaron con dar parte a la Guardia Civil. No nos quedó
otro remedio que “abrirnos”. Nos planteamos ir a dormir al lado de un
campamento que estaba acampado en una finca del pueblo de Regumiel de la Sierra.
Camino de las Las Lagunas |
Acampada libre pese a quien le pese |
No podemos olvidar las consecuencias de las temibles
ampollas en los pies poco acostumbrados al camino y de los granos que nos regalaron
las hormigas rojas. Al que escribe este artículo la “fortuna” le concedió las dos
cosas. Menos mal que estaba el curandero-enfermero Ernesto, hábil en estas lides
que supo aliviar mi angustia. Sin olvidar que yo supe llevar mis rozaduras
con suma valentía.
Aparte de estas aventuras o batallitas, puedo decir
que el ambiente que había en el grupo era muy bueno, había armonía y muchas
risas de las sanas. A mí, personalmente, me aportó solidez para vencer los
miedos de la timidez y tener mas confianza en mí mismo y en los demás. A otros
les supuso un principio de amor que se consolidaría en el futuro.
Buena gente, buen ambiente, buen color |
Igi